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Según especialistas, por distintas características de nuestra región no sería una utopía fabricar criptomonedas en Bahía Blanca-Coronel Rosales. Bitcoin, Ripple, PeerCoin, Litecoin y Dogecoin son monedas virtuales o criptomonedas cuya transacción se realiza exclusivamente a través de computadoras y no tiene representación física como los billetes ni supervisión de ninguna autoridad monetaria. Son algunas de las de más de 700 monedas virtuales –4 millones de usuarios– que existen actualmente en todo el mundo y todas tienen en común que utilizan tecnología blockchain.
Hoy el mundo se debate si las criptomonedas son ficción o realidad. La falta de regulación o el altísimo consumo de energía eléctrica hacen que muchos como el multimillonario inversor Warren Buffett las consideren una burbuja real y que no se las puede valorar porque no son un activo que produzca valor. Pero otros observadores virtuales del mercado cambiario las ven como verdaderas monedas y no un fraude, y si bien son extremadamente volátiles, hoy tienen un valor de USD 11.000 por cada bitcoin, mientras que hace un año cotizaba USD 987,35 la unidad.
El ingeniero y especialista en economía del petróleo, Martín Blanes, explica que el alza acumulada del 2.000 % que atravesó el bitcoin durante 2017 y bajas como la de semanas atrás del 50 %, sobre el pico de USD 20 mil por unidad que alcanzó en diciembre último, son parte de la fluctuación. Blanes pone el foco de dudas en el altísimo consumo de energía eléctrica que demanda la “minería” para fabricar bitcoins ya que un proyecto que requiere una inversión de unos 4 a 5 millones de dólares demanda un consumo inicial de 5 mw/h e irá en crecimiento a medida que avance el proyecto.
“Las posibilidades para el desarrollo de tecnologías basadas en la tecnología Blockchain son vastas en una Zona Franca moderna y preparada para recibirlas. Entre las más obvias o inmediatas se encuentra el minado y gestión de criptomonedas, que requiere una alta rotación de tecnología, con lo que cualquier instalación en ZF se convierte en un proveedor global de recursos muy competitivo”, sostuvo el licenciado Leonardo Valente.
El economista y reconocido emprendedor continuó explicando que “sin embargo, y apuntando siempre a la tecnología de Bases de Datos distribuidas con autenticación criptográfica de contenidos, los mayores beneficios se dan en situaciones en las que se demanda transparencia y confianza”.
“El comercio exterior es una de ellas, y la voluntad de todos los actores –en especial el sector público, reguladores y fiscalizadores– permitiría agilizar notoriamente los procesos logísticos, aduaneros y arancelarios al incorporar este tipo de tecnologías: ciertos activos podrían flexibilizar sus condiciones de uso y operación, aplicando al régimen cuando corresponde y tributando las diferencias cuando resulte necesario, brindando una productividad excepcional de la inversión y condiciones de óptima utilización del concepto de zona franca”, agregó Valente.
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